viernes, 16 de marzo de 2012

Oración al Cristo de la Misericordía


Nos dice Jesús en el Evangelio: solamente tienes que tener Fe. Si crees en mí no morirás, sino que vivirás para siempre.

   Esta noche, nuestro Cristo vuelve a descender de su altar para llevar al pueblo de Cieza su misericordia y hasta la casa de los Santos para ser alzado a su trono de La Lanzada.

   En pocos días, celebraremos los días centrales de nuestra Fe: La Pasión. Comenzaremos desde la alegría del Domingo de Ramos con palmas y olivos y, de manera especial, estará con  nosotros en la última cena, hablándonos de amor, de servicio, de entrega, de vida. Él también vivió momentos de oscuridad, cuando antes de la pasión se retiró al Huerto de los olivos a orar y, tras su entrega, pidió a su padre perdón para los que no saben lo que hacen.

 
Fue juzgado, flagelado, condenado y, con rumbo al calvario, sufriendo fue con la cruz sobre sus espaldas.

 Clavado en la cruz y con su mirada de amor, nos enseña que este mundo depende de la fe que tengamos y, preguntándonos ¿que nos dice el crucificado cuando de frente le miro?, ¿que nos dice esos clavos y esa corona de espinas?, ¿y ese costado abierto que sangre y agua destilan?, que para el amor no debe existir medida.

   Y María su madre, siempre junto a su hijo, siempre al pie de la cruz, mientras cayendo la tarde y se nieblan los cielos, Él vuelve a su padre eterno.

   Pero también nos llegará la alegría del Domingo y, de mañana muy de mañana, Jesús a la muerte vencerá.

   Así que vivamos ésta Semana Santa de pasión, muerte y resurrección pensado que Él nos acoge en su misericordia y tengamos siempre presente que por nosotros "Jesús sigue muriendo hoy".


Manuel Cano

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